El proyecto partía de una reforma de un apartamento en el centro de Madrid, para luego ser alquilado. La estrategia del cliente era buscar la amplitud del espacio y considerar la economía de la obra para su eficiencia como inversión. Ahí surgía uno de los retos más grandes y era entender donde tocaba darle ese algo especial para que enamorara a primera vista a futuros inquilinos, sin que resultara en una inversión grande del cliente. Para ganar sensación de amplitud y aprovechar los 60mt2,  identificamos dos oportunidades en el espacio, el primero era retirar las barreras visuales como muebles altos y estanterías, que dividían la zona de la planta baja, a la vez que reutilizando zonas desaprovechadas como la zona debajo de la escalera para almacenaje.  La segunda era generar una sensación de calma y amplitud a través de los materiales y colores más cálidos. 


Además de la amplitud y funcionalidad, fue en los materiales que se creó ese valor agregado, esa pequeña inversión adicional que le da el alma, o un carácter especial al proyecto, conectando con la historia del lugar (Madrid). Pensando en un suelo práctico pero especial, estaba en el metro cuando bajé la mirada. Ese suelo lleno de piedritas tenía algo especial. Averigue suelos de caucho por todo Madrid y di con uno de diseño que es utilizado para usos industriales (durabilidad) y que tenía ese algo especial. El otro toque singular, fue reutilizar la escalera, pero cambiando la barandilla, por una con un color amarillo que le diera un brillo y algo de  jeugo al espacio.